Cambio climático: mito o realidad

Responsable
Dra. Sara Lucía Camargo Ricalde

En Resumen:

Grupo de Investigación Biosistemática de Leguminosas; Área de Botánica, Departamento de Biología, División de Ciencias Biológicas y de la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa

El grupo de Biosistemática de Leguminosas, del Departamento de Biología, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, desde hace más de 20 años ha realizado investigaciones sobre la biología y ecología de las especies de Mimosa L. (Leguminosae-Mimosoideae), las cuales son básicas en la construcción del conocimiento y manejo sostenible de los recursos vegetales de México; así como con su potencial ecológico en prácticas de restauración ambiental a través de la conservación de la vegetación, de la diversidad microbiana y del suelo. Actualmente, además, ha sumado a sus investigaciones un objetivo más: determinar la resistencia de las mimosas al posible cambio climático y, en consecuencia, establecer las modificaciones en su distribución.

¿Qué es el cambio climático?

Desde que la Tierra se formó hace aproximadamente 4,500 millones de años, el clima no ha sido siempre el mismo; es decir, el cambio climático siempre ha existido. Al cambio climático se le puede definir como una serie de variaciones en los parámetros climáticos, en donde la concentración del bióxido de carbono (CO2) juega un papel importante al modificar otros factores como son la temperatura y la precipitación (Plan Intergubernamental de Cambio Climático, IPCC, 2007).

Se calcula que a partir de la Revolución Industrial (1751) y hasta el año 2005, la concentración de CO2 se incrementó de 275 ppmv a 379 ppmv (IPCC 2007), lo que implica un incremento de cerca del 36% en los últimos 250 años. La concentración de CO2 actual es de 385 ppmv. La acumulación de CO2 atmosférico está relacionada con el aumento de la temperatura del planeta. La Tierra se ha calentado entre 0.3 y 0.6ºC en los últimos 100 años y se pronostica un calentamiento de hasta 5ºC para finales del siglo XXI, con cambios en la temperatura que variarán geográficamente (IPCC, 2007). Asimismo, como consecuencia del calentamiento de la superficie de los océanos, se espera que las sequías aumenten en algunos ecosistemas; mientras que en otros, se estima que haya una mayor precipitación.

Efectos interactivos entre el CO2, la temperatura y la disponibilidad de agua, previstos para las próximas décadas, podrían afectar la distribución de las plantas y, por lo tanto, la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas; es decir, las plantas alterarían su fenología (i.e. la producción de hojas, flores y frutos) y, a nivel poblacional, su distribución en el ecosistema.

¿Por qué suponemos que esto puede suceder?

El clima (en conjunto con el suelo) es uno de los factores que determinan la distribución de las plantas y, por consiguiente, de los ecosistemas. Por ejemplo, en un clima cálido-seco, se establece un “desierto”; caracterizado por la dominancia de arbustos que presentan una serie de adaptaciones: hojas transformadas en espinas como en las cactáceas (i.e. nopales), plantas que acumulan mucha agua en sus tejidos (i.e. crasuláceas) o plantas que presentan sus hojas muy reducidas en tamaño (i.e. leguminosas), entre muchas otras.

En contraste, en un clima templado es posible ubicar un “bosque templado”, como el de encino; caracterizado por la dominancia de árboles de aproximadamente 30m de altura, con hojas grandes y laminadas, y con una corteza gruesa, entre otras características. Sin embargo, con las variaciones climáticas es imposible asegurar que la composición de especies vegetales que caracterizan a los diferentes ecosistemas, continúe siendo la misma. Existen pronósticos de que habrá variaciones a nivel de los ecosistemas; por ejemplo, los lugares húmedos podrían volverse secos por la falta de lluvia y por el aumento de la temperatura. Asimismo, los lugares secos podrían convertirse en zonas aún más secas o, por el contrario, en sitios húmedos dependiendo de la variación de los factores climáticos.

Además, se menciona que un aumento en las emisiones de CO2 atmosférico podría provocar que los árboles aumentaran su follaje y, por lo tanto, su capacidad fotosintética y de colonización; en consecuencia, se produciría un efecto en cascada que modificaría las interacciones entre todos los organismos del ecosistema, incluyendo a los del suelo.

Por lo anterior, el objetivo de esta exposición y del stand fue:

(1) Mostrar cómo el clima como los ecosistemas se han ido modificando a través de la historia geológica de la Tierra.
(2) La importancia de la última Glaciación, durante del Pleistoceno, en la formación de los ecosistemas actuales.
(3) Exponer cómo podría modificarse la distribución actual de los ecosistemas, si las tendencias actuales en la emisión de CO2 persisten.